Al igual que todos los medicamentos, este medicamento puede producir efectos adversos, aunque no todas las personas los sufran.
Los efectos adversos más frecuentes que ocurren con los medicamentos como nabumetona son gastrointestinales: úlceras pépticas, hemorragias digestivas, perforaciones (en algunos casos mortales), especialmente en personas de edad avanzada. También se han observado náuseas, vómitos, diarrea, flatulencia, estreñimiento, ardor de estómago, dolor abdominal, sangre en heces, aftas bucales, empeoramiento de colitis ulcerosa y enfermedad de Crohn. Menos frecuentemente se ha observado la aparición de gastritis.
Si le ocurre cualquiera de estas reacciones adversas, comuníquelo a su médico y él valorará la conveniencia de suspender o continuar con el tratamiento.
Los efectos adversos habituales en función de su frecuencia son los siguientes:
Frecuentes (afectan hasta 1 de cada 10 personas):
Zumbido o trastornos del oído. Aumento de la presión sanguínea. Diarrea, estreñimiento, ardor de estómago, inflamación de la mucosa del estómago, náuseas, dolor abdominal, flatulencia. Erupción y picores de la piel. Edema.
Poco frecuentes (afectan hasta 1 de cada 100 personas):
Confusión, nerviosismo, insomnio. Somnolencia, mareos, dolor de cabeza, parestesia (sensación de hormigueo en extremidades). Visión anormal, alteraciones oculares. Dificultad para respirar y alteraciones respiratorias, hemorragia de la nariz. Úlcera duodenal, hemorragia gastrointestinal, úlcera gástrica, alteraciones gastrointestinales, heces negras, vómitos, estomatitis (inflamación de la mucosa de la boca), sequedad de boca. Sensibilidad a la luz, picores, sudoración. Miopatía (enfermedad muscular). Alteraciones de las vías urinarias. Sensación de cansancio, fatiga. Elevación de las pruebas de función del hígado.
Muy raras (afectan hasta 1 de cada 10.000 personas):
Disminución de plaquetas. Reacciones alérgicas. Neumonitis intersticial (inflamación de los pulmones). Ictericia (coloración amarilla de la piel), fallo del hígado. Reacciones ampollosas de la piel incluyendo el Síndrome de Stevens, la necrólisis epidérmica tóxica, pseudoporfiria , eritema multiforme, angioedema (hinchazón de la piel), alopecia. Síndrome nefrótico (inflamación del riñón), fallo del riñón. Menorragia (sangrado menstrual abundante).
Frecuencia no conocida (no puede estimarse a partir de los datos disponibles):
Anemia (falta de sangre por insuficiente producción de glóbulos rojos o destrucción prematura de los mismos). Alucinaciones. Meningitis aséptica (con síntomas como rigidez en cuello, dolor de cabeza, náuseas, vómitos, fiebre, o desorientación).
Se han notificado edema, hipertensión arterial e insuficiencia cardiaca en asociación con el tratamiento con AINE. Además, si los AINE se toman en dosis altas y durante un tiempo prolongado puede aumentar del riesgo de acontecimientos aterotrombóticos (como infarto de miocardio o ictus).
Erupción generalizada, temperatura corporal elevada, enzimas hepáticas elevadas, anomalías sanguíneas (eosinofilia), ganglios linfáticos agrandados y afectación de otros órganos corporales (reacción a fármaco con eosinofilia y síntomas sistémicos, también conocida como DRESS o síndrome de hipersensibilidad medicamentosa). Deje de usar Relif si presenta estos síntomas y contacte con su médico o solicite atención médica de inmediato. Ver también sección 2.
Comunicación de efectos adversos
Si experimenta cualquier tipo de efecto adverso consulte a su médico o farmacéutico, incluso si se trata de posibles efectos adversos que no aparecen en este prospecto. También puede comunicarlos directamente a través del Sistema Español de Farmacovigilancia de Medicamentos de Uso Humano:
. Mediante la comunicación de efectos adversos usted puede contribuir a proporcionar más información sobre la seguridad de este medicamento.